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La exposición 'Picasso. Cerámica y tradición', actualmente instalada en el Prefectural Ceramic Museum de Aichi (Japón), será inaugurada el próximo 24 de octubre en el Museo Picasso de Málaga, donde permanecerá abierta al público hasta el 5 de febrero de 2006.

Esta muestra ha sido organizada por la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales (SEEI) como parte del programa de actividades culturales con motivo de la Expo Aichi 2005, informó hoy el Museo Picasso de Málaga en un comunicado.

Comisariada por Marilyn McCully y Michael Raeburn, la exposición presentará cómo el importante trabajo de Picasso en el campo de la alfarería forma parte de la larga tradición de la misma, y para ello mostrará cincuenta obras originales del artista malagueño junto a piezas de cerámica antiguas y medievales de diversas zonas de Europa.

La muestra del Museo Picasso Málaga se ha concebido en dos conjuntos principales, 'El Mediterráneo', que muestra las técnicas y motivos mitológicos de la Antigüedad que Picasso adoptó, y 'La cerámica hispano-musulmana', que explora la influencia que la cerámica española medieval ejerció sobre el artista.

En el caso de Aichi, se exponen ochenta obras de Picasso junto a otras 56 de ceramistas de todos los tiempos, que inicialmente se iban a instalar dentro del pabellón de España en la Expo, aunque ante su gran envergadura se optó por trasladarlas a un recinto más amplio.

El 'Toro Bravo', que preside la exposición en la ciudad japonesa, está acompañado en la vitrina por un plato medieval del siglo XVI de reflejo dorado procedente de Manises (Valencia) con el que guarda una sorprendente similitud.

Las obras fueron cedidas por veinte museos y coleccionistas privados, como el Hakone Open-Air Art Museum, cercano a Tokio, al que pertenecen la mitad y que posee unos setecientos trabajos de Picasso, además de piezas de otros artistas.

Picasso descubrió la cerámica cuando tenía casi 65 años, en el verano de 1946, al ser invitado a expresarse en ese arte en el taller Madoura, propiedad de Suzanne y George Ramié, en el pequeño municipio francés de Vallauris, uno de los grandes centros de la alfarería desde la época romana.

Esta técnica artística cautivó al creador malagueño, que se compró un casa en la región, y desde 1947 hasta 1954 se instaló allí para trabajar.