20-11-2004
Tsunami
Tsu (puerto) Nami (ola), término japonés para catástrofe natural.
"Tsunami" es un término de origen japonés -"tsu" significa puerto y "nami" ola- adoptado en 1963 para designar a las enormes olas que se producen principalmente por terremotos.
Los volcanes, meteoritos, derrumbes costeros o subterráneos e, incluso, explosiones de gran magnitud pueden también provocar "tsunamis", si causan el desplazamiento de forma violenta de una gran cantidad de agua.
El "tsunami" está formado por varias olas que llegan a la costa separadas entre sí por unos 15 o 20 minutos.
La primera que llega no suele ser la más alta, sino que es muy parecida a las normales, después se produce un impresionante descenso del nivel del mar seguido por la primera ola gigantesca y a continuación por varias más.
Antiguamente se denominaban "marejadas", "maremotos" u "ondas sísmicas marinas", pero estos términos han ido quedando obsoletos, ya que no describen adecuadamente el fenómeno.
Los dos primeros implican movimientos de marea, que es un fenómeno diferente y que tiene que ver con un "desbalance" oceánico provocado por la atracción gravitacional ejercida por los planetas, el sol y especialmente la luna.
Para que un terremoto origine un "tsunami" el fondo marino debe ser movido abruptamente en sentido vertical, de modo que el océano es impulsado fuera de su equilibrio normal.
Cuando esta inmensa masa de agua trata de recuperar su equilibrio, se generan las olas. El tamaño del "tsunami" estará determinado por la magnitud de la deformación vertical del fondo marino.
No todos los terremotos generan "tsunamis", sino sólo aquellos de magnitud considerable, que ocurren bajo el lecho marino y que son capaces de deformarlo.
Aunque cualquier océano puede experimentar un "tsunami", es más frecuente que ocurran en el Océano Pacífico, cuyas márgenes son más comúnmente asiento de terremotos de magnitudes considerables (especialmente las costas de Chile y Perú y Japón).
Además el tipo de falla que ocurre entre las placas de Nazca y Sudamericana, llamada de subducción, esto es que una placa se va deslizando bajo la otra, hacen más propicia la deformidad del fondo marino y por ende los "tsunamis".
Sin embargo, también se han registrado "tsunamis" devastadores en los Océanos Atlántico e Indico, así como el Mar Mediterráneo.
Un gran "tsunami" acompañó los terremotos de Lisboa en 1755, el del Paso de Mona de Puerto Rico en 1918 y el de Grand Banks de Canadá en 1929.
Existen escalas de magnitud y de intensidad para describir la energía de los "tsunamis", al igual que los terremotos, pero en este caso su clasificación se basa fundamentalmente en las manifestaciones en la costa.
"Tsunami" es un término de origen japonés -"tsu" significa puerto y "nami" ola- adoptado en 1963 para designar a las enormes olas que se producen principalmente por terremotos.
Los volcanes, meteoritos, derrumbes costeros o subterráneos e, incluso, explosiones de gran magnitud pueden también provocar "tsunamis", si causan el desplazamiento de forma violenta de una gran cantidad de agua.
El "tsunami" está formado por varias olas que llegan a la costa separadas entre sí por unos 15 o 20 minutos.
La primera que llega no suele ser la más alta, sino que es muy parecida a las normales, después se produce un impresionante descenso del nivel del mar seguido por la primera ola gigantesca y a continuación por varias más.
Antiguamente se denominaban "marejadas", "maremotos" u "ondas sísmicas marinas", pero estos términos han ido quedando obsoletos, ya que no describen adecuadamente el fenómeno.
Los dos primeros implican movimientos de marea, que es un fenómeno diferente y que tiene que ver con un "desbalance" oceánico provocado por la atracción gravitacional ejercida por los planetas, el sol y especialmente la luna.
Para que un terremoto origine un "tsunami" el fondo marino debe ser movido abruptamente en sentido vertical, de modo que el océano es impulsado fuera de su equilibrio normal.
Cuando esta inmensa masa de agua trata de recuperar su equilibrio, se generan las olas. El tamaño del "tsunami" estará determinado por la magnitud de la deformación vertical del fondo marino.
No todos los terremotos generan "tsunamis", sino sólo aquellos de magnitud considerable, que ocurren bajo el lecho marino y que son capaces de deformarlo.
Aunque cualquier océano puede experimentar un "tsunami", es más frecuente que ocurran en el Océano Pacífico, cuyas márgenes son más comúnmente asiento de terremotos de magnitudes considerables (especialmente las costas de Chile y Perú y Japón).
Además el tipo de falla que ocurre entre las placas de Nazca y Sudamericana, llamada de subducción, esto es que una placa se va deslizando bajo la otra, hacen más propicia la deformidad del fondo marino y por ende los "tsunamis".
Sin embargo, también se han registrado "tsunamis" devastadores en los Océanos Atlántico e Indico, así como el Mar Mediterráneo.
Un gran "tsunami" acompañó los terremotos de Lisboa en 1755, el del Paso de Mona de Puerto Rico en 1918 y el de Grand Banks de Canadá en 1929.
Existen escalas de magnitud y de intensidad para describir la energía de los "tsunamis", al igual que los terremotos, pero en este caso su clasificación se basa fundamentalmente en las manifestaciones en la costa.