Wakatsuki escribe: "Nuestra bandera nacional, que lleva un sol rojo brillante sobre un fondo blanco como la nieve, simboliza la gran virtud de la diosa Amaterasu. Es un emblema muy puro, cuya hermosa sencillez conviene perfectamente a nuestro país y que debe considerarse como el memorial de los orígenes de nuestro pueblo. Representa la constitución de nuestra patria".
El símbolo del sol se utilizó profusamente en la historia japonesa asociado, en principio, a la familia imperial. El emperador Keiko (s. I d.C) lo portaba en su barco como bandera.
La emperatriz Jingo, esposa del decimocuarto emperador, lo empleó en insignias militares. De hecho era un tema repetido tanto en estandartes como en abanicos de guerra (tessen) y banderas del uniforme de los soldados (sashimono).
La emperatriz Suiko, a finales del siglo VI mandó poner las imágenes del sol y la luna en la bandera imperial, usandose en las grandes celebraciones.
Duante las Guerras Gempei (1180-1185), al final del periodo Heian, que enfrentaron a los dos grandes clanes Minamoto y Taira por el control de Japón y que dieron paso al shogunado Kamakura (1192), ambos clanes usaron el hi no maru.
Se atribuyó a Taira Kiyomori la hazaña de detener el curso del sol, con un gesto de su abanico de combate. Y que por ello las tropas Taira llevaban el emblema solar.
En el asalto al castillo de Osaka y en la batalla de Sekigahara (1600), reproducida abajo, las tropas de Tokugawa Ieyasu lucían el círculo rojo sobre fondo blanco.
Aunque no hay legislación específica al respecto, la costumbre ha hecho que se considere como bandera oficial del país.