30-01-2004
Santana sigue sin despejar su futuro diez años después de la marcha de Suzuki
Hace una década, la multinacional japonesa abandonaba la emrpesa sin proyecto industrial, sumia en fuertes pérdidas y sobredimensionada.
El fabricante de vehículos Suzuki decidió arrojar la toalla en su filial española, Santana, hace diez años, aunque el traspaso gratuito e las acciones al IFA, agencia de desarrollo regional andaluza, se formalizó a principios de 1995. La importante caída del mercado automovilístico en 1993: las perdidas acumuladas -en gran porcentaje porla diferencia negativa de cambio derivada de la imposición de Suzuki de importar los componentes de Japón-; la deteriorada situación patrimonial; una estructura fabril obsoleta y una plantilla sobredimensionada desencadenaron la huida nipona.
Suzuki exigía una fuerte aportación de ayudas y más competitividad para que los ratios de productividad de la filial -los costes laborales equivalían al 20% del producto final frente al 7% de las plantas niponas- se equipararán con los de la matriz.
La viabilidad de Santana, por la que no se ha interesado ningún socio industrial solvente, pasa por dos frentes: las negociaciones con Japón para prorrogarr la licencia hasta 2010 y mejorar los márgenes, mediante una mayor nacionalización de componentes. El IFA ha trasladado un mensaje de tranquilidad, pero la inquietud se mantiene, pues la factoría de Suzuki en Hungría no hace imprescindible el concurso de Santana.
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Fuente: Expansión
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El fabricante de vehículos Suzuki decidió arrojar la toalla en su filial española, Santana, hace diez años, aunque el traspaso gratuito e las acciones al IFA, agencia de desarrollo regional andaluza, se formalizó a principios de 1995. La importante caída del mercado automovilístico en 1993: las perdidas acumuladas -en gran porcentaje porla diferencia negativa de cambio derivada de la imposición de Suzuki de importar los componentes de Japón-; la deteriorada situación patrimonial; una estructura fabril obsoleta y una plantilla sobredimensionada desencadenaron la huida nipona.
Suzuki exigía una fuerte aportación de ayudas y más competitividad para que los ratios de productividad de la filial -los costes laborales equivalían al 20% del producto final frente al 7% de las plantas niponas- se equipararán con los de la matriz.
La viabilidad de Santana, por la que no se ha interesado ningún socio industrial solvente, pasa por dos frentes: las negociaciones con Japón para prorrogarr la licencia hasta 2010 y mejorar los márgenes, mediante una mayor nacionalización de componentes. El IFA ha trasladado un mensaje de tranquilidad, pero la inquietud se mantiene, pues la factoría de Suzuki en Hungría no hace imprescindible el concurso de Santana.
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Fuente: Expansión