29-03-2005
Seiji Ozawa funda la primera compañía de ópera de Japón
El director de orquesta japonés Seiji Ozawa, quizá la figura más conocida del mundo de la música clásica procedente de su país, se ha dado un homenaje, ahora que está a punto de cumplir 70 años, en forma de viejo proyecto personal. Su regalo se llama Tokyo Opera Nomori y se va a convertir en la primera compañía de ópera que produzca montajes en Japón, según anuncia la agencia France Presse.
Ozawa, quien también fue el promotor del primer festival internacional de música en su país, ha sacado adelante un proyecto lleno de simbolismos. La compañía (cuyo nombre significa La Opera del Bosque de Tokyo) se ubica en el auditorio Bunka Kaikan, en el histórico y gigantesco parque forestal de Ueno, de la capital japonesa. El mismo Ozawa, extraordinariamente popular en Japón, se ha reservado el papel de director musical, mientras que Ioan Holender, un viejo amigo de Ozawa de la Opera de Viena, ejerce de director artístico.
'Japón siempre ha importado las producciones más prestigiosas de Italia y de Alemania. ¿Por qué no intentarlo desde aquí?', se pregunta Ozawa. Y puestos a intentarlo, ¿por qué no hacerlo a lo grande?.
Tanto es así que el estreno de la Nomori durante este mes de marzo (en colaboración con la compañía Florentins du Maggio) ha sido una representación de Elektra, de Richard Strauss, para la que ha contado con la actuación de la soprano estadounidense Deborah Polaski, considerada por la crítica como la cantante que mejor ha interpretado Elektra de la segunda mitad del siglo XX y que en Tokyo se ha puesto en la piel de la hija de Argamenon por vez número 138.
Un gran éxito
De momento, el público de Tokyo ha agradecido calurosamente el esfuerzo de su director preferido.
Ozawa tuvo que saludar al público, enfundado en su yukata (quimono para hombres) al término de la cuarta y última representación de Elektra.
En cualquier caso, el proyecto de la Opera de Tokyo aún está en desarrollo. Ozawa asegura que pretende crear una orquesta, unos coros y un conjunto de danza vinculados a la Nomori y exportar, a corto plazo, algunas de sus producciones.
Mientras tanto, Ozawa va cerrando la agenda inmediata de la compañía, que ya trabaja en montajes sobre obras como Otelo, de Wagner, o Eugène Onéguine, de Tchaikovski.
El director japonés ha puesto en el empeño todo su prestigio personal, labrado a lo largo de 50 años de carrera en plazas como las orquestas sinfónicas de Berlín (a la sombra de Herbert von Karajan), Nueva York, Toronto, Chicago, Londres, Boston (donde ha desarrollado el grueso de su actividad como director) y Viena -con la Opera de la capital austríaca.
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Fuente: El Mundo
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Ozawa, quien también fue el promotor del primer festival internacional de música en su país, ha sacado adelante un proyecto lleno de simbolismos. La compañía (cuyo nombre significa La Opera del Bosque de Tokyo) se ubica en el auditorio Bunka Kaikan, en el histórico y gigantesco parque forestal de Ueno, de la capital japonesa. El mismo Ozawa, extraordinariamente popular en Japón, se ha reservado el papel de director musical, mientras que Ioan Holender, un viejo amigo de Ozawa de la Opera de Viena, ejerce de director artístico.
'Japón siempre ha importado las producciones más prestigiosas de Italia y de Alemania. ¿Por qué no intentarlo desde aquí?', se pregunta Ozawa. Y puestos a intentarlo, ¿por qué no hacerlo a lo grande?.
Tanto es así que el estreno de la Nomori durante este mes de marzo (en colaboración con la compañía Florentins du Maggio) ha sido una representación de Elektra, de Richard Strauss, para la que ha contado con la actuación de la soprano estadounidense Deborah Polaski, considerada por la crítica como la cantante que mejor ha interpretado Elektra de la segunda mitad del siglo XX y que en Tokyo se ha puesto en la piel de la hija de Argamenon por vez número 138.
Un gran éxito
De momento, el público de Tokyo ha agradecido calurosamente el esfuerzo de su director preferido.
Ozawa tuvo que saludar al público, enfundado en su yukata (quimono para hombres) al término de la cuarta y última representación de Elektra.
En cualquier caso, el proyecto de la Opera de Tokyo aún está en desarrollo. Ozawa asegura que pretende crear una orquesta, unos coros y un conjunto de danza vinculados a la Nomori y exportar, a corto plazo, algunas de sus producciones.
Mientras tanto, Ozawa va cerrando la agenda inmediata de la compañía, que ya trabaja en montajes sobre obras como Otelo, de Wagner, o Eugène Onéguine, de Tchaikovski.
El director japonés ha puesto en el empeño todo su prestigio personal, labrado a lo largo de 50 años de carrera en plazas como las orquestas sinfónicas de Berlín (a la sombra de Herbert von Karajan), Nueva York, Toronto, Chicago, Londres, Boston (donde ha desarrollado el grueso de su actividad como director) y Viena -con la Opera de la capital austríaca.
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Fuente: El Mundo