15-09-2004
Geishas: de niña a geisha (I) Bueno, aquí os traigo la segunda entrega del artículo "Geishas", como habréis leído en Geishas: Introducción me estoy basando en el libro "Memorias de una Geisha", espero que os guste.
Una vez que las niñas son vendidas en el pueblo son llevadas a alguna ciudad importante se las traslada a su nueva casa en rickshaws, donde serán inspeccionadas por la dueña de la misma para determinar su destino final, geisha o prostituta.
La diferencia estriba en el "material" que predomina la personalidad de las niñas, si es "madera" éstas serán tozudas y difícilmente maleables, sin embargo, si su material dominante es el "agua" la niña será adaptable y como el agua, nunca aguardará, cambiará de forma y fluirá alrededor de las cosas encontrando pasos secretos en los que nadie había pensado llegando así a sus propósitos, al igual que un arroyo encuentra el camino para avanzar. Las dueñas de las okiyas son capaces de averiguar su personalidad con tan sólo una mirada y una escueta conversación o mirándola la forma de las orejas.
La okiya estaría compuesta por su dueña, y tal vez una geisha ya retirada de la misma, la geisha (encargada de traer el dinero para el sustento de sus habitantes) y una o dos muchachas, cuya función es realizar las tareas del hogar y algún día convertirse en geisha o ser criada de la okiya, dependiendo de sus aptitudes. Suelen estar formadas por varias construcciones, una para las criadas, de reducidas dimensiones y muy humilde, otra no más grande pero sí más elegante, utilizada por la dueña de la okiya y la geisha. El pasaje entra ambas construcciones suelen llevar a un patio interior con un cobertizo con los retretes (la geisha tendrá el suyo propio)
y un almacén en dos niveles para guardar los alimento y los numerosos kimonos propiedad de la okiya y la geisha. En la casa principal suele haber una habitación reservada para las oraciones con un altar budista y varias pasarelas, usadas sólo por la dueña y por la geisha de la okiya, que llevan al patio a los retretes y al almacén.
Una vez que la niña ha llegado a la okiya, su dueña empieza a sumar todos los gastos ocasionados por la, ahora, nueva criada; el primer gasto habrá sido el realizado por la compra de la muchacha y habrá que sumarle los gastos ocasionados por su manutención, su ropa e incluso por los servicios del médico si ésta cayese enferma.
La función de la nueva criada, aparte de las tareas domésticas, será el de hacer todo lo posible para que la geisha de la okiya triunfe como tal, al igual que todos los habitantes.
Siguiente artículo: Geishas: de niña a geisha (II)
"El señor Bekku nos volvió a agarrar por los codos,
como si estuviera acarreando un par de cubos desde el pozo.
Probablemente pensó que si me soltaba un momento me escaparía,
pero yo no lo habría hecho. Nos llevara donde nos llevara,lo prefería
a verme sola en aquella inmensa maraña de calles y edificios,
tan desconocida de mí como el fondo de mar."
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La diferencia estriba en el "material" que predomina la personalidad de las niñas, si es "madera" éstas serán tozudas y difícilmente maleables, sin embargo, si su material dominante es el "agua" la niña será adaptable y como el agua, nunca aguardará, cambiará de forma y fluirá alrededor de las cosas encontrando pasos secretos en los que nadie había pensado llegando así a sus propósitos, al igual que un arroyo encuentra el camino para avanzar. Las dueñas de las okiyas son capaces de averiguar su personalidad con tan sólo una mirada y una escueta conversación o mirándola la forma de las orejas.
La okiya estaría compuesta por su dueña, y tal vez una geisha ya retirada de la misma, la geisha (encargada de traer el dinero para el sustento de sus habitantes) y una o dos muchachas, cuya función es realizar las tareas del hogar y algún día convertirse en geisha o ser criada de la okiya, dependiendo de sus aptitudes. Suelen estar formadas por varias construcciones, una para las criadas, de reducidas dimensiones y muy humilde, otra no más grande pero sí más elegante, utilizada por la dueña de la okiya y la geisha. El pasaje entra ambas construcciones suelen llevar a un patio interior con un cobertizo con los retretes (la geisha tendrá el suyo propio)
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Una vez que la niña ha llegado a la okiya, su dueña empieza a sumar todos los gastos ocasionados por la, ahora, nueva criada; el primer gasto habrá sido el realizado por la compra de la muchacha y habrá que sumarle los gastos ocasionados por su manutención, su ropa e incluso por los servicios del médico si ésta cayese enferma.
La función de la nueva criada, aparte de las tareas domésticas, será el de hacer todo lo posible para que la geisha de la okiya triunfe como tal, al igual que todos los habitantes.
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