30-12-2005
Japón "compra" a los países pobres para poder cazar ballenas
Ofrece ayudas a cambio de votos en la Comisión Ballenera Internacional.
Los seis balleneros japoneses que están en la Antártida cazando ballenas llevan varios días sin matar una. Y no por el hostigamiento de los ecologistas de Greenpeace y de Sea Shepherd.
La razón es más sencilla: la niebla.
Pero, en cuanto mejoren las condiciones meteorológicas, la caza se reanudará. Los japoneses dicen que es una pesca científica. Así que, una vez muertso, los animales son pesados y medidos. Los científicos examinan la cera de sus oídos para calcular su edad. Abren sus estómagos para ver úé comen. Y, a continuación, los convierten en filetes que, en el mercado, tienen un precio similar al de la carne de las famosas vacas alimentadas con cerveza de Kobe, es decir, unos 50 euros el kilo en el mercado mayorista. En un restaurante, una ración de ballena ronda los 100 euros.
Los defensores de la caza de las ballenas arguyen que hay varias especies de cetáceos que son lo suficientemete abundantes como para ser aprovechadas, como el rorcual enano y el cachalote.
La caza de ballenas es una actividad dirigida por el Estado. Y Tokyo utiliza la ayuda oficial al desarrollo para comprar los votos de países pobres en la Comisión Ballenera Internacional (CBI), el organismo internacional encargado de regular la explotación de las ballenas, con el objetivo de presionar para que se permita la caza comercial de ballenas. Para ello, Japón sigue una política basada en dar ayudas masivas a países de la CBI, pero que son pequeños y pobres.
Cifras espectaculares
Las cifras son elocuentes. Entre 2001 y 2004, Palau recibió de Japón 1.008 euros por habitante. Eso supone que la ayuda oficial japonesa aumentó el PIB per capita de Palau un 4%, una cifra espectacular, en ese periodo. En esos cuatro años, Tuvalu recibió 461 euros per capita., lo que le equivale a un incremento de la renta de sus 11 millones de habitantes en un formidable 24%. Mauritania percibió 88 millones de euros, el equivalente a un aumento de la renta per capita del 5%. Todos esos países entraron en la CBI a partir de 2002, y siempre han votado con Japón.
Al igual que Antigua y Barbuda -que recibe el 60% de la ayuda oficial al desarrollo de Japón-, Dominica (33%), Granada (37%) o Mongolia (34%). En el caso de los países más grandes, Tokyo lleav a cabo una política igualmente precisa.
En Benin, por ejemplo, la ayuda japonesa supone sólo el 2% de los fondos de ayuda al desarrollo que percibe el país. Pero la cooperación japonesa se ha centrado en un proyecto de desarrollo de un puerto y un mercado de pescado que ha permitido que la UE anulase la prohibición de importación de pescado en ese país por incumplimiento de normas sanitarias.
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Fuente: El Mundo
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Los seis balleneros japoneses que están en la Antártida cazando ballenas llevan varios días sin matar una. Y no por el hostigamiento de los ecologistas de Greenpeace y de Sea Shepherd.
La razón es más sencilla: la niebla.
Pero, en cuanto mejoren las condiciones meteorológicas, la caza se reanudará. Los japoneses dicen que es una pesca científica. Así que, una vez muertso, los animales son pesados y medidos. Los científicos examinan la cera de sus oídos para calcular su edad. Abren sus estómagos para ver úé comen. Y, a continuación, los convierten en filetes que, en el mercado, tienen un precio similar al de la carne de las famosas vacas alimentadas con cerveza de Kobe, es decir, unos 50 euros el kilo en el mercado mayorista. En un restaurante, una ración de ballena ronda los 100 euros.
Los defensores de la caza de las ballenas arguyen que hay varias especies de cetáceos que son lo suficientemete abundantes como para ser aprovechadas, como el rorcual enano y el cachalote.
La caza de ballenas es una actividad dirigida por el Estado. Y Tokyo utiliza la ayuda oficial al desarrollo para comprar los votos de países pobres en la Comisión Ballenera Internacional (CBI), el organismo internacional encargado de regular la explotación de las ballenas, con el objetivo de presionar para que se permita la caza comercial de ballenas. Para ello, Japón sigue una política basada en dar ayudas masivas a países de la CBI, pero que son pequeños y pobres.
Cifras espectaculares
Las cifras son elocuentes. Entre 2001 y 2004, Palau recibió de Japón 1.008 euros por habitante. Eso supone que la ayuda oficial japonesa aumentó el PIB per capita de Palau un 4%, una cifra espectacular, en ese periodo. En esos cuatro años, Tuvalu recibió 461 euros per capita., lo que le equivale a un incremento de la renta de sus 11 millones de habitantes en un formidable 24%. Mauritania percibió 88 millones de euros, el equivalente a un aumento de la renta per capita del 5%. Todos esos países entraron en la CBI a partir de 2002, y siempre han votado con Japón.
Al igual que Antigua y Barbuda -que recibe el 60% de la ayuda oficial al desarrollo de Japón-, Dominica (33%), Granada (37%) o Mongolia (34%). En el caso de los países más grandes, Tokyo lleav a cabo una política igualmente precisa.
En Benin, por ejemplo, la ayuda japonesa supone sólo el 2% de los fondos de ayuda al desarrollo que percibe el país. Pero la cooperación japonesa se ha centrado en un proyecto de desarrollo de un puerto y un mercado de pescado que ha permitido que la UE anulase la prohibición de importación de pescado en ese país por incumplimiento de normas sanitarias.
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Fuente: El Mundo