29-09-2005
De un error garrafal a una estrategia a medida
Problemas de servicio, un mal lanzamiento de su red telefónica de tercera generación y una limitada variedad de nuevos teléfonos han apartado a muchos clientes japoneses de Vodafone, el mayor proveedor de telefonía móvil del mundo. El éxodo se ha convertido en un bochornoso y costoso revés para Vodafone, que todavía lucha por superarlo.
Los problemas de Vodafone en Japón son una lección de cómo pueden tropezar las grandes multinacionales si intentan mantenerun único programa de ventas en los diversos mercados nacionales. la empresa admite que su mayor error fue la decisión de centrar su linea para Japón en lo que denomina teléfonos convergentes: teléfonos móviles que Vodafone lanzó en diciembre en 13 países. Al ofrecer los mismos teléfonos a muchos de sus 165 millones de clientes en todo el mundo, Vodafone esperaba reducir el precio de los aparatos.
Pero el sistema de modelo único fracasó en Japón. Prestaciones aceptables en Europa o en EEUU parecían primitivas allí, porque los consumidores están acostumbrados a disponer de nuevas tecnologías, como pantallas en color de alta resolución, cámaras con dos megapíxeles y pleno acceso a internet, un año o dos antes que el resto del mundo. 'Japón tiene los terminales más avanzados del mundo', comenta Izumi Aizu, investigador del Centro de Comunicaciones Globales de Tokyo. '¿Por qué pensó Vodafone que los consumidores de aquí ibana querer renunciar a ellos?'.
Vodafone, cuya sede central está en Londres, debe ahora recuperar clientes si quiere hacer revivir la que antes era una de sus unidades más rentables, y que ha caído por detrás de sus dos mayores rivales en Japón, NTT DoCoMo y KDDI. Hace sólo tres años, Vodafone se jactaba de sus operaciones en Japón, el segundo mayor mercado de teléfonos móviles del mundo y el mayor mercado mundial de Vodafone en cuanto a ingresos. Junto con Shinsei Bank y Nissan Motor, Vodafone era una de las poquísimas empresas extranjeras que mantenía su fuerza en medio de los poderosos rivales locales. Pero en los cinco primeros meses de este año, perdió casi 200.000 abonados. 'Japón es un lugar pecualiar, donde las cosas no han funcionado como Vodafone pensaba', comenta Makio Inui, analista de telecomunicaciones para UBS Securities, de Tokyo.
Ahora, para recuperar su suerte, Vodafone ha cambiado a los directivos de Tokyo, empezado una serie de rediseños de productos e invertido más dinero en sus redes móviles. La tarea más dura será la de recuperar la confianza de los consumidores. La reputación de la empresa se vio perjudicada esta primavera cuando los problemas en su red de tercera generación, o 3G, provocaron retrasos y cortes. En un caso, en mayo, casi un millón de usuarios perdieron el acceso al correo electrónico y a Internet durante siete horas.
Vodafone dice que los problemas se debierona a que la empresa introdujo demasiado pronto los teléfonos de tercera generación, antes de establecer la infaestructura necesaria para manejarlos.
En respuesta, Vodafone declaró en junio que este año aumentará el gasto en estaciones base de 3G en 260.000 millones de yenes, 1.922 millones de euros. Los problemas de la empresa se multiplicaron cuando ésta recortó la inersión en su red más antigua, y dejó frustrados a usuarios como Yoko Yakushiji, de 21 años, estudiante universitaria de Tokyo, que no recibía señal en su campus universitario o incluso en partes del centro de Tokyo. 'Le di a Vodafone tres años para mejorar las cosas, pero el servicio no parecía mejorar nunca', declara Yakushiji, que ahora usa un KDDI rosa.
Según el portavoz de Vodafone en Japón, Mathew Nicholson, la empresa intenta hacer más atractivos sus teléfonos.
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Fuente: The New York Times
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Los problemas de Vodafone en Japón son una lección de cómo pueden tropezar las grandes multinacionales si intentan mantenerun único programa de ventas en los diversos mercados nacionales. la empresa admite que su mayor error fue la decisión de centrar su linea para Japón en lo que denomina teléfonos convergentes: teléfonos móviles que Vodafone lanzó en diciembre en 13 países. Al ofrecer los mismos teléfonos a muchos de sus 165 millones de clientes en todo el mundo, Vodafone esperaba reducir el precio de los aparatos.
Pero el sistema de modelo único fracasó en Japón. Prestaciones aceptables en Europa o en EEUU parecían primitivas allí, porque los consumidores están acostumbrados a disponer de nuevas tecnologías, como pantallas en color de alta resolución, cámaras con dos megapíxeles y pleno acceso a internet, un año o dos antes que el resto del mundo. 'Japón tiene los terminales más avanzados del mundo', comenta Izumi Aizu, investigador del Centro de Comunicaciones Globales de Tokyo. '¿Por qué pensó Vodafone que los consumidores de aquí ibana querer renunciar a ellos?'.
Vodafone, cuya sede central está en Londres, debe ahora recuperar clientes si quiere hacer revivir la que antes era una de sus unidades más rentables, y que ha caído por detrás de sus dos mayores rivales en Japón, NTT DoCoMo y KDDI. Hace sólo tres años, Vodafone se jactaba de sus operaciones en Japón, el segundo mayor mercado de teléfonos móviles del mundo y el mayor mercado mundial de Vodafone en cuanto a ingresos. Junto con Shinsei Bank y Nissan Motor, Vodafone era una de las poquísimas empresas extranjeras que mantenía su fuerza en medio de los poderosos rivales locales. Pero en los cinco primeros meses de este año, perdió casi 200.000 abonados. 'Japón es un lugar pecualiar, donde las cosas no han funcionado como Vodafone pensaba', comenta Makio Inui, analista de telecomunicaciones para UBS Securities, de Tokyo.
Ahora, para recuperar su suerte, Vodafone ha cambiado a los directivos de Tokyo, empezado una serie de rediseños de productos e invertido más dinero en sus redes móviles. La tarea más dura será la de recuperar la confianza de los consumidores. La reputación de la empresa se vio perjudicada esta primavera cuando los problemas en su red de tercera generación, o 3G, provocaron retrasos y cortes. En un caso, en mayo, casi un millón de usuarios perdieron el acceso al correo electrónico y a Internet durante siete horas.
Vodafone dice que los problemas se debierona a que la empresa introdujo demasiado pronto los teléfonos de tercera generación, antes de establecer la infaestructura necesaria para manejarlos.
En respuesta, Vodafone declaró en junio que este año aumentará el gasto en estaciones base de 3G en 260.000 millones de yenes, 1.922 millones de euros. Los problemas de la empresa se multiplicaron cuando ésta recortó la inersión en su red más antigua, y dejó frustrados a usuarios como Yoko Yakushiji, de 21 años, estudiante universitaria de Tokyo, que no recibía señal en su campus universitario o incluso en partes del centro de Tokyo. 'Le di a Vodafone tres años para mejorar las cosas, pero el servicio no parecía mejorar nunca', declara Yakushiji, que ahora usa un KDDI rosa.
Según el portavoz de Vodafone en Japón, Mathew Nicholson, la empresa intenta hacer más atractivos sus teléfonos.
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Fuente: The New York Times