26-07-2005
El poder asiático lleva la batuta
Los directores de origen japonés Eiji Oue y Kent Nagano protagonizan hoy la apertura de los festivales de Salzburgo y Bayreuth.
Cada vez son más los directores de escenas orientales que están al frente de las grandes orquestas y festivales internacionales. Desde Siji Ozawa en la Staatsoper de Viena hasta Eiji Oue y Kent Nagano, que abren hoy Bayreuth y Salzburgo, respectivamente.
¿Qué tienen en común las aperturas líricas deBayreuth y Salzburgo que se llevarán a cabo esta tarde? Aparentemente poco. El primero lo hace con una nueva producción de 'Tristán e Isolda' y el segundo con 'Die Gezeichneten', una clara de Frank Schreker. Sin embargo, si dirigimos el foco al responsable de la dirección orquestal, nos encontraremos con que ambos maestros tienen en común sus orígenes: Eiji Oue, nacido en Hiroshima, será el primer director japnés que baje al foso de Bayreuth mientras, que Kent Nagano, nacido en California de padres nipones, será el encargado de afrontar la obra de Schreker.
Y es que el peso de las batutas de ojos rasgados se ha hecho, con los años, cada vez más consistente.
Apenas hace unos días se anunciaba la renovación de Siji Ozawa al frente de la emblemática Staatsoper de Viena, el coreano Myung Whun Chung está muy asentado en sus orquestas de París y Roma mientras que el japonés Kazushi Ono es en estos momentos uno de los nombres más reconocidos en el panorama lírico desde su posicion en la Moneda de Bruselas. Curiosamente el acceso a los principales podios no es sólo masculino. En Nueva York, Lorin Maazel elegía como directora asocaida al frente de su Filarmónica a la china Xian Zhang y Tomomi Nishimoto es cada día más querida en el Bolshoi.
Los prejuicios con los que, durante años, se vieron los maestros procedentes de Asia han ido cambiando progresivamente, a lo que no ha sido ajeno el valor del yen, la segunda economía del mundo. La globalización se impone y, no por casualidad, dos de los nombres de mayor proyección del teclado actual, Yundi Li y Lang Lang, proceden de China.
'Hace unos años, Asia era sólo un mercado marginal en el campo de la música y la ópera. En la actualidad, alcanza entidad propia y, con el tiempo, podría estar a la altura de Estados Unidos y Europa en calidad de orquestas y artistas', señalaba un conocido agente de conciertos. El número de orquestas sinfónicas se multiplica e, incluso, también la ópera está en alza.
Hace apenas unos meses, Seiji Ozawa fundaba una nueva compañía, Nomori, en Tokyo.
Gran parte del éxito de estos nombres viene de su constancia en el estudio y de su apuesta educativa.
'Los japoneses-americanos siempre pusieron mucho énfasis en la educación y mi familia no fue una excepción', afirma Kent Nagano, convertido en cabeza musical de la Staatsoper de Munich, heredando un puesto que ha pertenecido a nombres como Wolfgang Sawallich o Zubin Mehta.
Crisol de culturas. La puerta de entrada de muchas batutas fue, durante años, el Festival de Tanglewood, donde impartía clases Ozawa, que, junto a aBernstein, apostó por sus compatriotas. Por allí hicieron su aparición Ono y Oue. No olvidemos qu eel crisol de culturas que es Estados Unidos permitió que Ozawa se hiciera con la responsabilidad de la Sinfónica de Boston, una de las 'Big Five'.
Europa fue, sin embargo, mucho más restrictiva. Hay que esperar a que la Radio del Sarre se dejara conquistar por Myung Whun Chung en 1984 y la BBC de Gales lo hiciera en 1987 por Tadaaki Otaka, quien la condujo a nivel excepcional, para constatar que 'algo se estaba moviendo' en este terreno. Poco a poco, artistas del Extremo Oriente habían ganado terreno en el ámbito instrumental y, a la par, se hicieron especialistas en ganar concursos. El vietnamieta Dang Thai Son fue el primer nombre al oeste del Pacífico en obtener el Chopin de Varsovia -que veinte años más tarde revalidaría el chino Yundi Li- y la coreana Kyung Wha Chung ganaba el Levintritt en 1967.
Hasta los canatntes han ido ubicándose con cierta fuerza. Así, la coreana Sumi Jo hizo una carrera importante, incluso en España y, más recientemtne, el bajo Kwanchul Young, también procedente del mismo país, tiene un gran prestigio en el repertorio alemán. Hasta el compositor Tan Dun - responsable de algunas bandas sonoras de éxito- ha conseguido ser aocgido por los teatros líricos europeos y americanos.
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Fuente: La Razón
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Cada vez son más los directores de escenas orientales que están al frente de las grandes orquestas y festivales internacionales. Desde Siji Ozawa en la Staatsoper de Viena hasta Eiji Oue y Kent Nagano, que abren hoy Bayreuth y Salzburgo, respectivamente.
¿Qué tienen en común las aperturas líricas deBayreuth y Salzburgo que se llevarán a cabo esta tarde? Aparentemente poco. El primero lo hace con una nueva producción de 'Tristán e Isolda' y el segundo con 'Die Gezeichneten', una clara de Frank Schreker. Sin embargo, si dirigimos el foco al responsable de la dirección orquestal, nos encontraremos con que ambos maestros tienen en común sus orígenes: Eiji Oue, nacido en Hiroshima, será el primer director japnés que baje al foso de Bayreuth mientras, que Kent Nagano, nacido en California de padres nipones, será el encargado de afrontar la obra de Schreker.
Y es que el peso de las batutas de ojos rasgados se ha hecho, con los años, cada vez más consistente.
Apenas hace unos días se anunciaba la renovación de Siji Ozawa al frente de la emblemática Staatsoper de Viena, el coreano Myung Whun Chung está muy asentado en sus orquestas de París y Roma mientras que el japonés Kazushi Ono es en estos momentos uno de los nombres más reconocidos en el panorama lírico desde su posicion en la Moneda de Bruselas. Curiosamente el acceso a los principales podios no es sólo masculino. En Nueva York, Lorin Maazel elegía como directora asocaida al frente de su Filarmónica a la china Xian Zhang y Tomomi Nishimoto es cada día más querida en el Bolshoi.
Los prejuicios con los que, durante años, se vieron los maestros procedentes de Asia han ido cambiando progresivamente, a lo que no ha sido ajeno el valor del yen, la segunda economía del mundo. La globalización se impone y, no por casualidad, dos de los nombres de mayor proyección del teclado actual, Yundi Li y Lang Lang, proceden de China.
'Hace unos años, Asia era sólo un mercado marginal en el campo de la música y la ópera. En la actualidad, alcanza entidad propia y, con el tiempo, podría estar a la altura de Estados Unidos y Europa en calidad de orquestas y artistas', señalaba un conocido agente de conciertos. El número de orquestas sinfónicas se multiplica e, incluso, también la ópera está en alza.
Hace apenas unos meses, Seiji Ozawa fundaba una nueva compañía, Nomori, en Tokyo.
Gran parte del éxito de estos nombres viene de su constancia en el estudio y de su apuesta educativa.
'Los japoneses-americanos siempre pusieron mucho énfasis en la educación y mi familia no fue una excepción', afirma Kent Nagano, convertido en cabeza musical de la Staatsoper de Munich, heredando un puesto que ha pertenecido a nombres como Wolfgang Sawallich o Zubin Mehta.
Crisol de culturas. La puerta de entrada de muchas batutas fue, durante años, el Festival de Tanglewood, donde impartía clases Ozawa, que, junto a aBernstein, apostó por sus compatriotas. Por allí hicieron su aparición Ono y Oue. No olvidemos qu eel crisol de culturas que es Estados Unidos permitió que Ozawa se hiciera con la responsabilidad de la Sinfónica de Boston, una de las 'Big Five'.
Europa fue, sin embargo, mucho más restrictiva. Hay que esperar a que la Radio del Sarre se dejara conquistar por Myung Whun Chung en 1984 y la BBC de Gales lo hiciera en 1987 por Tadaaki Otaka, quien la condujo a nivel excepcional, para constatar que 'algo se estaba moviendo' en este terreno. Poco a poco, artistas del Extremo Oriente habían ganado terreno en el ámbito instrumental y, a la par, se hicieron especialistas en ganar concursos. El vietnamieta Dang Thai Son fue el primer nombre al oeste del Pacífico en obtener el Chopin de Varsovia -que veinte años más tarde revalidaría el chino Yundi Li- y la coreana Kyung Wha Chung ganaba el Levintritt en 1967.
Hasta los canatntes han ido ubicándose con cierta fuerza. Así, la coreana Sumi Jo hizo una carrera importante, incluso en España y, más recientemtne, el bajo Kwanchul Young, también procedente del mismo país, tiene un gran prestigio en el repertorio alemán. Hasta el compositor Tan Dun - responsable de algunas bandas sonoras de éxito- ha conseguido ser aocgido por los teatros líricos europeos y americanos.
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Fuente: La Razón
Eiji Oue dirige en Bayreuth 'Tristán e Isolda'
