20-04-2005
Japón amenaza a China con «tomar medidas» si no deja de «avivar el odio» contra Tokio
El empresariado nipón estudia congelar las inversiones. Pekín reconoce los «esfuerzos» para rebajar la tensión, pero reclama «hechos concretos»
Japón amenazó ayer a China con tomar medidas que no especificó si el régimen comunista no deja de «avivar el odio» popular hacia Tokio. Según la prensa japonesa, estas medidas podrían estar relacionadas con el malestar expresado por los empresarios nipones ante la actual escalada de tensión bilateral. Los empresarios estarían estudiando, según las fuentes, congelar sus inversiones en el gigante asiático. Por su parte, Pekín consideró que Tokio está haciendo esfuerzos verbales para rebajar la tensión, pero pidió «acciones y hechos concretos». China brindó, mientras tanto, un balón de oxígeno a Cuba.
El Gobierno nipón exigió ayer a China que deje de avivar entre su población el odio a Japón y advirtió de que «tomará medidas» si son atacados de nuevo los intereses japoneses en el país, como ha ocurrido en las últimas dos semanas.
Tras los pobres frutos de la visita que concluyó el lunes a Pekín el ministro de Exteriores japonés, Nobutaka Machimura, los pesos pesados de la política nipona lanzaron ayer una nueva andanada de críticas por los violentos ataques sufridos por empresas y legaciones japonesas en ese país en los últimos días. De nada sirvió que Pekín se ofreciera a pagar los daños causados por las multitudes enfurecidas en Pekín, Shangai y otras urbes.
Japón sigue pidiendo una disculpa formal por las que considera acciones poco acordes con un Estado de derecho y así lo dejaron de manifiesto ayer tanto el primer ministro, Junichiro Koizumi, como el poderoso titular de Economía, Shoichi Nakagawa. «Para un país no puede ser positivo alimentar entre su población un sentimiento hostil contra otro Estado», dijo Koizumi, dejando claro que Tokio ve la mano de Pekín tras los ataques. Nakagawa fue si cabe más directo y puso de manifiesto que la oleada de furor antijaponés desatada en China ha puesto en jaque las ya de por sí difíciles relaciones bilaterales.
«En el siglo XXI se espera que la gente ofrezca disculpas y compensaciones económicas si dañan las propiedades de otras personas», aseguró el Ministro. Nakagawa llegó a requerir mayor madurez democrática al Gobierno chino, pues, aseguró, «no podemos decir que un Estado está gobernado por la ley si sus habitantes creen que pueden hacer lo que quieren a mayor gloria del patriotismo».
El Ministro advirtió de que si continúa ese salvajismo antijaponés, China «puede perder ante la comunidad internacional su credibilidad como país gobernado por la ley y como economía de mercado ante la Organización Mundial de Comercio (OMC)».
Nakagawa insistió en que las críticas contra la percepción japonesa de la Historia, y en concreto contra la relativización de la importancia de las atrocidades cometidas durante la ocupación de China (1931-1945) «no pueden ser una excusa» para la violencia. «Si China no garantiza la seguridad de los ciudadanos y establecimientos japoneses, tendremos que tomar medidas», advirtió, aunque no las especificó.
La prensa nipona ha subrayado el malestar creciente entre los empresarios japoneses y la posibilidad de que, de continuar la presión china, cambie el destino de parte de sus ingentes inversiones en el gigante asiático, actualmente el primer socio comercial de Japón.
Por su parte, China reconoció ayer los esfuerzos de Japón por mejorar las relaciones bilaterales, pero le pidió que acompañe sus palabras con «acciones y hechos concretos» que ayuden a reducir la tensión. Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino aseguró que Machimura, el canciller japonés, «expresó sus disculpas» durante su visita a Pekín por el daño infligido al pueblo chino bajo la ocupación nipona. Sin embargo, el portavoz fue desmentido por el propio Machimura, quien explicó que, en efecto, manifestó su «pesar», pero por actos vandálicos perpetrados contra la residencia del embajador chino en Tokio.
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Fuente: www.lne.es
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Japón amenazó ayer a China con tomar medidas que no especificó si el régimen comunista no deja de «avivar el odio» popular hacia Tokio. Según la prensa japonesa, estas medidas podrían estar relacionadas con el malestar expresado por los empresarios nipones ante la actual escalada de tensión bilateral. Los empresarios estarían estudiando, según las fuentes, congelar sus inversiones en el gigante asiático. Por su parte, Pekín consideró que Tokio está haciendo esfuerzos verbales para rebajar la tensión, pero pidió «acciones y hechos concretos». China brindó, mientras tanto, un balón de oxígeno a Cuba.
El Gobierno nipón exigió ayer a China que deje de avivar entre su población el odio a Japón y advirtió de que «tomará medidas» si son atacados de nuevo los intereses japoneses en el país, como ha ocurrido en las últimas dos semanas.
Tras los pobres frutos de la visita que concluyó el lunes a Pekín el ministro de Exteriores japonés, Nobutaka Machimura, los pesos pesados de la política nipona lanzaron ayer una nueva andanada de críticas por los violentos ataques sufridos por empresas y legaciones japonesas en ese país en los últimos días. De nada sirvió que Pekín se ofreciera a pagar los daños causados por las multitudes enfurecidas en Pekín, Shangai y otras urbes.
Japón sigue pidiendo una disculpa formal por las que considera acciones poco acordes con un Estado de derecho y así lo dejaron de manifiesto ayer tanto el primer ministro, Junichiro Koizumi, como el poderoso titular de Economía, Shoichi Nakagawa. «Para un país no puede ser positivo alimentar entre su población un sentimiento hostil contra otro Estado», dijo Koizumi, dejando claro que Tokio ve la mano de Pekín tras los ataques. Nakagawa fue si cabe más directo y puso de manifiesto que la oleada de furor antijaponés desatada en China ha puesto en jaque las ya de por sí difíciles relaciones bilaterales.
«En el siglo XXI se espera que la gente ofrezca disculpas y compensaciones económicas si dañan las propiedades de otras personas», aseguró el Ministro. Nakagawa llegó a requerir mayor madurez democrática al Gobierno chino, pues, aseguró, «no podemos decir que un Estado está gobernado por la ley si sus habitantes creen que pueden hacer lo que quieren a mayor gloria del patriotismo».
El Ministro advirtió de que si continúa ese salvajismo antijaponés, China «puede perder ante la comunidad internacional su credibilidad como país gobernado por la ley y como economía de mercado ante la Organización Mundial de Comercio (OMC)».
Nakagawa insistió en que las críticas contra la percepción japonesa de la Historia, y en concreto contra la relativización de la importancia de las atrocidades cometidas durante la ocupación de China (1931-1945) «no pueden ser una excusa» para la violencia. «Si China no garantiza la seguridad de los ciudadanos y establecimientos japoneses, tendremos que tomar medidas», advirtió, aunque no las especificó.
La prensa nipona ha subrayado el malestar creciente entre los empresarios japoneses y la posibilidad de que, de continuar la presión china, cambie el destino de parte de sus ingentes inversiones en el gigante asiático, actualmente el primer socio comercial de Japón.
Por su parte, China reconoció ayer los esfuerzos de Japón por mejorar las relaciones bilaterales, pero le pidió que acompañe sus palabras con «acciones y hechos concretos» que ayuden a reducir la tensión. Un portavoz del Ministerio de Exteriores chino aseguró que Machimura, el canciller japonés, «expresó sus disculpas» durante su visita a Pekín por el daño infligido al pueblo chino bajo la ocupación nipona. Sin embargo, el portavoz fue desmentido por el propio Machimura, quien explicó que, en efecto, manifestó su «pesar», pero por actos vandálicos perpetrados contra la residencia del embajador chino en Tokio.
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Fuente: www.lne.es